Tomás no estaba
14.04.2012 17:05
Uno de los discípulos, cuyo nombre era Tomás, no estuvo allí con los otros en el salón cuando Jesús se les apareció. No sé porqué Tomás no estuvo allí. Quizás estuvo pescando o tal vez decidió quedarse en su casa ese día. Cuando los otros discípulos vieron a Tomás, le dijeron que habían visto a Jesús, pero él no les creyó, “Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré,” les dijo Tomás.
Una semana más tarde los discípulos estaban en la casa otra vez y Tomás estaba con ellos. Ocurrió lo mismo. A pesar de que las puertas estaban cerradas, Jesús vino y estuvo en medio de ellos. Se giró hacia Tomás y le dijo: ”Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe.”
Tomás no necesitó tocar las heridas donde los clavos habían estado, ni poner su manos en su costado. Cayó arrodillado ante Jesús y dijo: “¡Señor mío y Dios mío!”
Antes de que Jesús regresara al cielo a estar con su Padre les dijo a sus discípulos que cuando dos o tres estuvieran reunidos en su nombre, él estaría con ellos. Por eso es bueno que tengamos amigos que también sean amigos de Jesús y nos juntemos con ellos para adorarle y alabarle. Así que, ¿qué es lo realmente importante que perdemos cuando nos olvidamos de Jesús? Perdemos lo mismo que Tomás se perdió… ¡la oportunidad de estar con Jesús y sentir que nos quiere!